lunes, 10 de marzo de 2008

Comedia, malabarismo técnico y ser entretenido.

Recuerden, Avner hizo una rutina entera de cosas cayéndose. Como siempre digo, “Nunca me verás aburriendo a la audiencia con ese tipo de malabarismo técnico.” La comedia ganará siempre al malabarismo técnico.

La comedia ganará siempre al malabarismo técnico…

Entiendo el origen de esta afirmación y la validez de la misma, pero estoy completamente en desacuerdo. El malabarismo técnico y la comedia no necesitan compararse o sacrificarse una por otra. En mi experiencia, las rutinas, actos o momentos en el escenario más poderosos, son aquellos que tocan la emoción universal dentro de los corazones del público.

La risa es un atributo común entre la gente. Personas de todas las razas adoran reírse (hasta donde sé). Aunque el humor está definido culturalmente, todas las culturas parecen tenerlo. La risa es como las alas del alma. Es algo que golpea un acorde instintivo en nosotros creando algo de la nada. Un fenómeno fantástico.

El malabarismo técnico en una performance puede hacer lo mismo. Todos nos movemos y tenemos que relacionarnos con objetos en el mundo, es así como todas las personas tienen un entendimiento innato de lo que es la forma, el tamaño, el peso, la gravedad y la velocidad. En la vida, todos debemos encarar nuestra propia humanidad y los límites que ésta implica. El malabarista demuestra, y ofrece al público, una visión que desafía esos límites. Pocas cosas son tan cautivantes como ver a alguien haciendo lo imposible. Recuerden, que para el público, aunque sea el malabarear tres pelotas es imposible. Ellos pueden apenas pueden relacionarse a la acción para imaginarse cómo se siente, pero no lo suficiente para poder lograrla.

Dramáticamente, el malabarismo y la comedia también ofrecen aspectos similares. El que considero más importante es el riesgo. El malabarista técnico toma riesgos bastante obvios; podría equivocarse y dejar caer las pelotas al intentar hacer un truco. Algo que puede hacer que la comedia sea efectiva es que sea hecha con mucho riesgo. Después de todo, la comedia que no tiene riesgos, que la juega fácil, es algo que el público también puede hacer. Todos tienen sentido del humor –algunos más desarrollado que otros. Todos pueden contar un chiste- algunos mejor que otros. Pero no todos están dispuestos a tomar riesgos. Ese riesgo crea tensión en la audiencia.

Si has estudiado con Avner, recordarás que él habla acerca de crear tensión en la audiencia. Es el trabajo de un performer controlar esa tensión, controlar cuándo crece y cuándo se libera. La tensión puesta en un chiste es liberada con la risa. La tensión puesta en un truco complejo de malabares es liberada con el aplauso. La tensión puesta en una acrobacia peligrosa es liberada con jadeos, etc. El performer puede monitorear la performance constantemente, sintiendo el nivel de tensión del público.

Esta es toda la motivación detrás de un gag para cubrir una caída. El malabarista llega al escenario y dice, usualmente dentro de la premisa del acto, “Soy un malabarista maestro. Voy a hacer mis trucos con facilidad y control.” Cuando algo sale mal, y siempre sucede, la premisa se rompe y se crea tensión en el público. (Recuerden, el público es inherentemente empático, se alimenta de las emociones del performer.) La tensión creada por una caída de la premisa puede ser liberada de distintas maneras. A menudo veo que el público aplaude cuando se me caen los malabares. **¿Por qué aplauden entonces? He hecho una docena de trucos geniales sin errores y ellos deciden aplaudir cuando se me caen?** Creo que es ésta la manera en que la audiencia libera la tensión creada por el error. El “gag de la caída” está hecho para ayudar a liberar esa tensión y reconstruir la premisa del acto. Hacer una broma acerca del error reafirma la parte de la premisa que dice “Yo tengo el control”. Mientras que el público sepa que el performer tiene el control, ellos estarán dispuestos a aceptar los errores (¡hasta cierto punto!).

Muy seguido veo malabaristas usar la “comedia” como una muleta de apoyo en vez de desarrollarla como oficio. Contrariamente, he visto muy buenos malabaristas técnicos que han interpuesto “comedia” en sus rutinas técnicas (sin nombres por favor). Ambos son igualmente infructuosas.

Cualquiera que sea tu oficio, ya sea malabarismo técnico, comedia de monólogos, comedia física, mimo o drama clásico, el punto es que debes adoptarlo entera y completamente. Da un paso adelante para afirmar tu vocación.

- Steve


Steven Ragatz – 1° Enero, 1990. (JugglingDB.com)
“Comedy, technical juggling and being entertaining.”

Traducido por Nata y Crilin.

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